Las residencias se convierten en la mejor alternativa para la tercera edad

Los ancianos son mucho más que la voz de la experiencia. Son el reflejo de cómo ha ido evolucionando una sociedad y una familia con el paso de los años. Y son personas vulnerables a las que tenemos que dedicar no solo el máximo de los cuidados, sino también el más grande de los cuidados. Es lo que se merecen y lo que, desde luego, se merecen por ley. Y esta es una cuestión que debemos tener en cuenta porque corresponde a los familiares de generaciones posteriores hacer que a nuestros mayores no les falte absolutamente de nada. Después de una vida dedicándose a nosotros, es el momento de cumplir con nuestra parte del trato.

La verdad es que, en líneas generales, podemos cuidar mucho mejor de nuestros mayores. Y nos referimos a una variedad muy grande de cuestiones. Por un lado, lo más preocupante y a lo que vamos a dedicar los párrafos que siguen tiene que ver con el trato que les dispensamos. Pero, al mismo tiempo, es evidente que la sociedad requiere de la creación de más actividades y más servicios para la atención de la tercera edad. Y este punto no corresponde a las familias implementarlo, sino a las administraciones públicas.

Vamos a hacer especial hincapié, como os comentábamos en el párrafo anterior, en el trato que les damos a nuestros mayores en un país como España, que es ciertamente mejorable. Una noticia publicada en la página web del diario ABC en el año 2002 informaba de que, en el interior de nuestras fronteras, había unos siete millones de personas de más de 65 años, de las cuales un millón vivía en la más absoluta soledad. La verdad es que se trata de un dato que pone los pelos de punta y que, desde luego, no ha cambiado demasiado en los tiempos que corren. De hecho, la situación ha empeorado dos décadas después.

Una prueba de todo lo que os estamos comentando ocurrió en el Hospital de La Palma hace tres años y medio. Lo cuenta en una noticia el diario El País, en la que se habla del drama de unos ancianos que fueron abandonados por sus familias en este hospital. Las excusas de las familias giraban en torno a la falta de espacio en sus hogares para acogerles o el exceso de horas que se pasan fuera de casa como consecuencia de su trabajo. Pero lo cierto es que no cabe duda de que este tipo de actuaciones no solo no está bien, sino que no es legal.

Son muchas las familias que han abandonado a sus mayores a su suerte en España en los últimos años. Y eso no habla bien de nuestro país ni mucho menos. Tenemos una sociedad que no está siendo justa y que se está convirtiendo en egoísta a la hora de cuidar de los ancianos. Es cierto que ahora es más difícil hacerse cargo de nuestros mayores porque, por ejemplo, la mujer ha tenido acceso a un mercado laboral que antes tenía completamente vetado.

Abandonar a un anciano es un delito. Que nadie lo ponga en duda. En los últimos tiempos, excusas como la falta de tiempo han sido esgrimidas por las familias para no hacerse cargo de todo lo que necesitan sus mayores. Por suerte, sí que es cierto que se ha producido un pequeño repunte de las familias que confían en las residencias de ancianos como el medio ideal para luchar contra este tipo de situaciones. Es lo que nos han transmitido los profesionales de la residencia Nuestra Señora del Rosario, que han vivido en primera línea todo lo relativo a la apuesta de las familias por este tipo de centros.

¿De verdad hace falta que la ley nos diga esto?

Todo lo que concierne a este tema debe estar regido por una cuestión moral: ¿de verdad es necesario que la ley nos diga que no debemos abandonar a nuestros mayores a su suerte? ¿Qué tipo de sociedad estamos creando? ¿Qué valores nos quedan? Son muchas las personas que deben reflexionar al respecto, aunque sí que es cierto que nos consuela saber que hay quien si está haciendo bien las cosas y que la pregunta que encabeza este párrafo tiene una respuesta negativa, al menos para una parte de la población.

Los mayores merecen lo mejor que les podamos proporcionar. Está fuera de toda duda. Y lo mejor, en muchas ocasiones, es que cuenten con la atención de los mejores profesionales. Con el hecho de que merecen lo mejor no queremos decir que nuestros ancianos deban residir en nuestras casas de un modo irremediable, más que nada porque hay sitios en los que pueden estar mejor atendidos por diversos motivos. La sociedad pone en manos de las familias una alternativa como esta y no nos podemos permitir el lujo de desaprovecharla.