La llegada del coronavirus a nuestras vidas ha puesto de manifiesto una buena nómina de cuestiones encima de la mesa. En primer lugar, ha dejado bastante claro que la sociedad no está preparada para afrontar situaciones como la que estamos viviendo ni mucho menos y que debemos mejorar, de la mano de la tecnología, para intentar evitar este tipo de situaciones. En segunda instancia, el COVID-19 ha dejado claro también que las cosas y trabajos que vemos como los más simples del mundo pueden llegar a ser los más importantes.
Por «simple» es evidente que no nos referimos al trabajo de un sanitario, que es uno de los más complejos que existen en la sociedad moderna. La mayoría de las personas consideramos simples actividades como la de reponer en un supermercado o limpiar. Y resulta que este tipo de asuntos ha sido (y sigue siendo, de hecho) indispensable a la hora de conseguir reducir la incidencia que ha tenido el coronavirus en los momentos en los que nos encontramos. Los trabajadores y trabajadoras del supermercado porque han permitido seguir alimentando a la población. Los de la limpieza, porque han detenido el impacto y la propagación del virus.
No nos cabe la menor duda de que ese ha sido ese el motivo por el que el servicio de limpieza es considerado como fundamental y esencial para la mayoría de la población española. Y así lo establecía el texto legal del Estado de Alarma que fue promulgado el pasado mes de marzo. Una noticia que fue publicada en el portal web del diario El Desmarque así lo consideraba y, desde luego, ha quedado patente que la limpieza es una de las actividades que está permitiendo que, poco a poco, vayamos recuperando la normalidad, aunque ésta sea catalogada como «nueva normalidad».
Otra noticia, en este caso publicada en El Economista, informaba a todos los empleados de la limpieza que tenían que seguir acudiendo a su puesto de trabajo durante la pandemia precisamente por las razones que hemos generado en los párrafos anteriores. Y es que no es para menos. Sin la colaboración de estas personas, hubiese sido completamente imposible que la cifra de contagios y la de fallecidos se hubiese reducido como lo venido haciendo en las últimas semanas. La limpieza y la higiene han sido claves durante esta última etapa de nuestras vidas.
Durante las últimas semanas, en las que la pandemia que ya todos tristemente conocemos se ha ido adueñando de nuestras vidas, hemos visto cómo las autoridades han tratado de promulgar leyes y normas que regularan el tránsito de personas por las calles y que regularan, a su vez, el conjunto de actividades esenciales para derrocar la enfermedad. Y las tareas desarrolladas en materia de limpieza han tenido una posición privilegiada a este respecto. Así nos lo cuentan los profesionales de Servinet del Vallés, una entidad especializada en todo lo que tiene que ver con esos productos de limpieza que tan elementales han sido durante los últimos meses.
Una cuestión que debe ser prioritaria siempre
Lo cierto es que un asunto como lo es la higiene o la limpieza debería haber sido prioritario en todos y cada uno de los días de nuestra existencia. Lo que ha pasado últimamente en todo el mundo nos tiene que valer para comprender la importancia que tiene este tipo de asuntos en una sociedad como la nuestra. Y confiamos que así sea. Desde luego, no cabe la menor duda de que, de no haber sido por las medidas legales que han impulsado el uso de productos de limpieza e higiene en edificios y calles, las consecuencias del coronavirus hubiesen sido mucho peores.
No confiarse es fundamental
Una de las cuestiones que nos están repitiendo hasta la saciedad en los últimos tiempos es que no nos confiemos, que todavía tenemos muchas cosas que tenemos que hacer para derrotar a un virus como el que nos ha venido a visitar durante este 2020. Es evidente que una de esas cosas pasa por mantener nuestro entorno bien limpio y cuidado. Y es que no es para menos. A nadie le cabe la menor duda de que, si queremos eliminar cualquier peligro de contagio, lo primero que hay que hacer es mantener limpio ese entorno. Si no, nos quedamos sin opciones de conseguir nuestro propósito.
Se están barajando muchos plazos en los últimos días. Plazos que hablan de cuándo finalizará la desescalada, de cuándo volvería la absoluta normalidad y de cuándo volverá la economía a llegar a los niveles previos. Todo depende de lo más básico: del cuidado que demostremos tener para mantener limpios los edificios, las calles y las superficies que habitamos. Es la base para empezar a derrotar al virus y empezar a ganar esta batalla. Una batalla que ya ha dejado demasiadas víctimas y que, si no actuamos rápido, amenaza con seguir causando estragos en nuestra sociedad y en las personas que la componen.