Cuando viajamos con nuestra familia siempre nos gusta ir a lugares nuevos en los que descubrir algunas de las tradiciones populares mejor conservadas de la zona, así como visitar todos sus enclaves turísticos y perdernos por aquellas calles y lugares no tan conocidos pero que no por ello dejan de estar llenos de encanto. En este sentido, nuestra familia siempre verá con buenos ojos ir a lugares de los que habitualmente se habla, sin embargo, nosotros tenemos que hacerles ver que más allá de estas localizaciones, lo cierto es que existen un sinfín de áreas que cuentan con una gran belleza y merecen ser conocidas. Este es el caso concreto de la provincia de Ourense, quizá la menos conocida de las cuatro que componen la comunidad autónoma de Galicia, pero no por ello la más fea. Y es que esta es la única provincia de interior, algo que podemos incluso llegar a olvidar en algún momento, dado que cuenta con infinidad de grandes extensiones de agua, así como una capital que es la segunda ciudad de Europa en cuanto a metros cúbicos de agua termal por minuto, tan solo por detrás de Budapest.