Los procesos judiciales son, en muchos casos, bastante más largos de lo que nos gustaría y llevan asociada una serie de acciones que puede ser realmente larga y tediosa. Estamos seguros de que todos y todas tenemos alguna persona conocida que se haya enfrentado a una situación como la que estamos describiendo. Y es que, por desgracia, en alguna ocasión siempre toca resolver algún tipo de litigio delante de un juez. A nadie le gusta enfrentarse a este tipo de situaciones, pero es obvio que necesitamos hacerlo para que se haga justicia y para que nuestra imagen personal no se vea dañada por nada ni nadie.
Son muchas las figuras que tienen siempre algo que decir en un proceso judicial. Hay testigos, jueces, abogados, víctimas, culpables, procuradores, inocentes, fiscales, jurados populares… La verdad es que a veces es muy difícil establecer cuáles son las funciones de cada uno y está claro que es necesario tener en cuenta y conocer de primera mano cómo funcionan los procesos judiciales a fin de ser hábiles y tener pericia a la hora de enfrentarnos a ellos. Desde luego, está claro que conocer este tipo de procesos es útil si queremos salir airosos de los mismos.
En los párrafos que siguen, vamos a hablar de la figura del procurador, que es uno de los grandes desconocidos en esta materia. No cabe la menor duda de que se trata de una figura realmente importante dentro de este conglomerado de gente que forma parte de un proceso jurídico, pero está claro que su figura pasa más desapercibida que la de un juez o la de las personas implicadas en un suceso. Pero no por eso este tipo de trabajo es menos importante. De hecho, son muchas las personas que lo consideran imprescindible para que todo salga bien en un contexto judicial.
Atendamos a la definición que se ofrece de procurador de los tribunales en Wikipedia: se trata de «el profesional del derecho que de manera exclusiva representa a sus clientes ante los juzgados y los tribunales«. El artículo también apunta que este procurador es el nexo, «la conexión jurídico-formal entre los tribunales y los ciudadanos incursos en causas judiciales, acortando trámites como lo son los requerimientos, las notificaciones, los emplazamientos y las citaciones». Es aquella persona que, en definitiva, trata de que la burocracia no fatigue a las personas inmersas en un proceso judicial.
Una noticia que fue publicada en el portal web Alerta Digital informaba de que los procuradores de los tribunales son el último fielato que subsiste en España. Y es que apenas son 12.000 los que existen en un país como el nuestro. Teniendo en cuenta que el número de abogados que tenemos en un país como el nuestro es de 150.000, está bastante claro que los procuradores están en peligro de extinción a pesar de que su labor es realmente importante para una gran cantidad de personas que no quieren que un juicio les esté continuamente amargando la existencia.
La figura del procurador sigue siendo realmente importante para una cantidad tremenda de personas. Su labor, que es la de recoger y gestionar todo lo que tiene que ver con notificaciones y citaciones relacionadas con sus clientes en los juzgados, ayuda a descongestionar la burocracia a la que se tienen que someter éstos. Desde Sevilla Flores, procuradores en Molina del Segura, una entidad que precisamente se dedica a este tipo de funciones, nos han hecho saber que, a pesar de que parece que cada día hay menos procuradores en España, es mucha la gente que continúa confiando en sus servicios con el fin de reducir el peso de la burocracia sobre los procesos en los que están inmersos.
Un proceso por el que a nadie le gusta pasar
Está claro que un proceso judicial no es del agrado de nadie. Por eso, hay que facilitar las cosas a toda persona que tenga que superar uno de estos procesos porque, además, pueden demorarse durante varios meses. No cabe la menor duda de que las personas que se encuentran inmersas en esta situación tienen, además, una presión muy grande debido a que, si las cosas no salen como se esperan, pueden verse envueltas en un lío que termine con una multa o con sus huesos en la cárcel.
Todas las figuras que forman parte de un proceso judicial tienen una serie de obligaciones y de funciones que no pueden pasar desapercibidas. Un juicio es un asunto muy complicado y muy complejo en el que intervienen actores de todo tipo y que puede terminar de maneras muy diferentes. Simplificar este proceso de todas las maneras posibles es una necesidad para las personas que están implicadas en él y por eso, además de por otras cuestiones, la figura del procurador tiene una importancia que jamás puede pasar desapercibida.