Cuando piensas en la palabra maltrato, seguramente la imagen que te viene a la cabeza es la de un hombre agrediendo a una mujer. Eso es lo que la televisión, las campañas públicas y la mayoría de las noticias han repetido durante años. Pero ¿qué pasa cuando eres tú el hombre que está sufriendo malos tratos de tu pareja? Lo más probable es que te sientas atrapado, incomprendido y hasta ridiculizado si intentas contarlo. Y ahí está la primera gran barrera: que tu dolor no se reconozca como algo real.
En España y en muchos países, existe un vacío legal y social que afecta directamente a los hombres que son víctimas de su pareja. Y, ¿qué se puede hacer entonces cuando te encuentras en ese tipo de situaciones? Aquí te lo explico todo.
¿Por qué no se llama violencia de género cuando eres tú la víctima?
La ley española que regula la violencia de género, la Ley Orgánica 1/2004, establece que se trata de la violencia ejercida por hombres contra mujeres dentro de una relación de pareja o ex pareja. El argumento de fondo es que se reconoce una desigualdad estructural histórica hacia la mujer.
El problema es que, al limitar el concepto a un solo sentido, si tú sufres violencia física, psicológica o económica por parte de tu mujer, no se reconoce legalmente como «violencia de género». Tu caso entra en la categoría de violencia doméstica o, en el mejor de los casos, de violencia en el ámbito familiar. Eso significa que no cuentas con todos los recursos específicos que se han creado en torno a la violencia de género.
El resultado es claro: estás en inferioridad de condiciones a la hora de recibir protección, apoyo psicológico, recursos públicos o medidas judiciales rápidas. Y esa diferencia no es un tema menor, porque lo que se traduce es en menos seguridad y menos apoyo para ti.
Lo que la ley sí te permite hacer
Aunque la ley de violencia de género no te incluya, no estás desprotegido. Existen mecanismos que puedes activar si tu pareja te maltrata. Aquí el despacho Susana Rodríguez Puente Abogados, abogada en Barcelona, resume cómo funciona la protección en estos casos:
«Como hombre maltratado, puedes denunciar en la Policía o en la Guardia Civil cualquier agresión física, psicológica o económica. La legislación te permite solicitar una orden de protección y medidas cautelares, tales como el alejamiento de tu pareja, suspensión de la custodia compartida o limitaciones de comunicación.
También puedes acceder a asistencia jurídica gratuita si cumples con los requisitos, y en ciertos casos al sistema VioGén o servicios de protección asociados a la violencia doméstica. Aunque no esté enmarcado en la ley de violencia de género, el Código Penal tipifica estas conductas y permite que se persigan judicialmente».
Esto significa que la justicia tiene herramientas para protegerte, aunque el enfoque sea distinto. Tu obligación como víctima es denunciar cuanto antes y exigir que esas medidas se apliquen.
Casos reales que muestran que sí ocurre
Aunque no sea lo habitual verlo en televisión o en portadas, hay casos que dejan claro que los hombres también sufren violencia a manos de sus parejas mujeres.
- El caso de Calella (Barcelona, 2025): una mujer de 25 años fue detenida tras matar a un hombre de 60 con un arma blanca. La mujer alegó legítima defensa, pero el hecho terminó con el hombre muerto y ella suicidándose después en prisión preventiva.
- La invisibilidad de las víctimas masculinas: ya en 2013, un reportaje de RTVE advertía que existían hombres que sufrían maltrato y algunos habían llegado a perder la vida, aunque su situación apenas aparecía en estadísticas ni en programas oficiales de protección.
Estos ejemplos muestran que tu problema no es anecdótico. Existe, ocurre y en algunos casos termina de la peor manera posible.
El impacto psicológico en los hombres víctimas
Además del daño físico que puedas sufrir, el maltrato tiene un peso psicológico enorme. Muchos hombres acaban desarrollando ansiedad, depresión, insomnio o incluso ideas suicidas. El problema es que, al no reconocerse socialmente tu situación, es muy fácil que ni siquiera recibas un diagnóstico adecuado. Puede que vayas al médico con síntomas de estrés o dolores físicos derivados del maltrato y no se investigue lo que hay detrás.
Otro obstáculo es la vergüenza: se espera que aguantes o que seas fuerte, y eso te lleva a callar. Romper con esa presión es fundamental para poder sanar. Buscar apoyo psicológico, aunque no haya programas específicos para hombres, puede marcar la diferencia en tu recuperación.
¿A quién acudir cuando nadie te toma en serio?
Uno de los obstáculos más duros que puedes encontrar no es solo legal, sino social. Contar que tu mujer te insulta, te humilla, te controla o incluso te golpea puede provocar burlas o incredulidad. El imaginario social todavía coloca al hombre como agresor y no como víctima.
Esto hace que muchos hombres no denuncien, no hablen del tema ni siquiera con su familia o amigos, y soporten el maltrato en silencio. Incluso hay profesionales de la salud, de lo social o del ámbito jurídico que no saben cómo reaccionar ante tu testimonio y lo minimizan.
Ese rechazo colectivo es una forma de violencia añadida. Y es lo que explica por qué muchos casos nunca llegan a los tribunales.
La falta de estadísticas y por qué importa
Una de las razones por las que tu problema no se visibiliza es que apenas existen estadísticas oficiales que recojan de forma clara los casos de hombres maltratados. Mientras que los informes anuales sobre violencia de género son detallados, cuando se trata de violencia doméstica hacia hombres los datos quedan diluidos en tablas genéricas o ni siquiera se publican.
Esa falta de cifras concretas tiene un efecto directo: si no se contabiliza, no se diseña política pública ni se destinan recursos. Sin números claros, los medios tampoco lo tratan como un fenómeno a tener en cuenta. Por eso, exigir que se recopilen y publiquen estadísticas específicas sobre hombres víctimas es clave para que la situación empiece a ser reconocida y atendida como merece.
Lo que debería cambiar para que estés realmente protegido
La primera gran reforma necesaria sería que la legislación reconociera el maltrato en pareja de forma completa, sin importar el género de la víctima ni del agresor. Esto significaría dar acceso a los mismos recursos a cualquier persona que sufra.
También sería esencial que los cuerpos policiales reciban formación específica para atender denuncias de hombres maltratados sin prejuicios, y que se creen campañas de sensibilización donde tú también te sientas incluido.
En países europeos como el Reino Unido ya existen programas más inclusivos para víctimas masculinas. En España, todavía se discute tímidamente la posibilidad de ampliar los marcos legales a la violencia intergénero o doméstica, pero los cambios llegan con cuentagotas.
La política y los debates que marcan el rumbo
No se puede obviar que este tema se mezcla con debates ideológicos. Mientras unos partidos defienden mantener la ley tal y como está, centrada en la violencia del hombre hacia la mujer, otros reclaman ampliar el marco a todo tipo de víctimas.
Un ejemplo reciente es la jornada que se celebrará en el Congreso de los Diputados, organizada por Vox, centrada en denuncias falsas e ideología de género. Aunque el enfoque de ese partido genera rechazo en gran parte de la sociedad, lo cierto es que abre un debate que hasta ahora estaba prácticamente prohibido: ¿quién puede ser víctima y cómo debe ser protegido?
Qué pasos puedes dar si eres tú quien lo está sufriendo
- Denunciar de inmediato. Ve a la Policía Nacional, Guardia Civil o juzgado de guardia. Explica los hechos con detalle y pide medidas cautelares.
- Solicitar una orden de protección. Incluye alejamiento, prohibición de contacto o suspensión de custodias.
- Acceder a asistencia jurídica gratuita. Si cumples requisitos, tienes derecho a un abogado que te acompañe.
- Buscar apoyo emocional y social. Aunque no haya tantas redes visibles, hay asociaciones y colectivos que trabajan con hombres víctimas de violencia doméstica.
- No quedarte en silencio. El tabú es fuerte, pero callar solo refuerza tu situación de indefensión.
Una razón de peso para dar el paso
Lo que estás viviendo no tiene por qué ser parte de tu vida. No eres menos hombre por denunciar, ni tu sufrimiento vale menos. Aunque el sistema legal sea desigual y la sociedad mire hacia otro lado, tu integridad física y psicológica merece protección.
Dar el paso puede ser duro, pero es la única forma de salir de esa espiral y de que la justicia se active a tu favor.
Hacia un futuro más justo
Es evidente que falta mucho por avanzar. El maltrato hacia hombres existe, pero se sigue ocultando bajo una alfombra de prejuicios, estigmas y leyes incompletas. Tú no tienes por qué cargar con esa invisibilidad.
Tu caso importa, tu voz importa y tu seguridad importa. Es momento de que el sistema legal y la sociedad dejen de mirar hacia otro lado. Hasta que eso ocurra, la clave está en que no te calles, uses las herramientas disponibles y sigas reclamando tu derecho a vivir libre de violencia.